domingo, 23 de marzo de 2014

Lecciones de la Terapia Psicodélica

Traducción al castellano del artículo de Richard Yensen que originalmente apareció en el boletín de MAPS Volumen XX, Número  1.

Los psicodélicos tienen un efecto remarcable en la relación terapéutica y el proceso de psicoterapia. El uso de psicodélicos en una relación terapéutica permite la amplificación de elementos esenciales en el proceso de la terapia. Especialmente en una intensa intervención que está diseñada para vencer el miedo, la ansiedad y la pérdida del sentido de la vida en casos terminales.
La gente que se enfrenta con su propia muerte, lo hace con el último gran misterio de la vida. Lo que sigue después de este mundo es desconocido. Tenemos reportes de experiencias cercanas a la muerte,  y la explicación de varias religiones acerca del más allá, pero nada con certeza.
Las esperanzas, las ansias y la desesperación del paciente que se acerca a la muerte, y la de sus seres queridos, se proyectan en esta pantalla de lo desconocido. Una experiencia psicodélica puede aportar un tipo de acercamiento a ese proceso, es una oportunidad de experimentar una previsualización de cómo es entregar la imagen que tenemos de nosotros mismos y que fue ganada con esfuerzo, a lo desconocido.      Esta muerte del ego, o trascendencia, es el eje central de la asistencia que puede ser otorgada por drogas psicodélicas en un ambiente propiamente manejado.
La muerte del ego puede ser poderosa físicamente e incluye síntomas físicos como el pulso débil y la respiración entrecortada, o puede ser más eidética, incluyendo una extrema modificación del sentido de sí mismo.  O también puede ser más simbólica e integradora.  Sobre esto, recuerdo la experiencia de mi primer paciente en terapia psicodélica. Joe era líder de un sindicato de trabajadores.
Nos pidió acercarnos (al terapista y co-terapista) al sillón. Nos tomó de las manos. Habló de cuando era niño, las dificultades que tuvo al ser muy pobre, la alegría de la profunda identificación que tenía con su padre y los sufrimientos de su padre. Joe nos dijo que estaba experimentando  los sufrimientos de su padre como propios, y al mismo tiempo era el sufrimiento de  todos los hombres-el sufrimiento de sobrellevar las dificultades de la vida; el dolor, la desilusión, y el horror de estar vivo.  Se describió viendo la bandera americana, barras y estrellas; las barras eran rojas como la sangre. Después dijo: “me siento como si me convirtiera en la sangre que corre por mis venas. ¡Es sangre Irlandesa! Hay fortaleza, siento la fortaleza de los irlandeses; la fortaleza noble del trabajador. Puedo sentir el significado del sufrimiento, de mis ancestros irlandeses. Son obstinados y fuertes. “  Joe dijo que experimentó los ideales y sueños que trajo su gente a los Estados Unidos cuando inmigraron. “Querían acabar con el dolor, la injusticia y el sufrimiento –no solo para ellos mismos, sino para todos nosotros. Comparto este sufrimiento. Ha sido mi trabajo seguir con esas ideas como líder del sindicato.” Nos percatamos de los sutiles cambios de identidad mientras nos tomaba de las manos, hablaba de hacerse viejo y lentamente unía su identidad con la de su padre, después con la bandera, luego con su sangre y ancestros, y finalmente con el propósito de su vida. Esta muerte del ego es un sutil cambio de identidad, y un cambio hacia la trascendencia de su estado de separación;  el fuerte sentido de sí mismo prevaleció mediante su altruismo. Después de esto, Joe capituló la trayectoria de toda su vida. Compartimos y revivimos momentos de profunda emotividad, momentos de triunfo y fracaso.
El resultado de esta experiencia fue un paradójico alivio del componente emocional del dolor que él sentía. Fue capaz de decir que aunque sintió considerable dolor físico, su significado cambió ahora que se dio cuenta que estaba muriendo. Su estado de ánimo era radiante y los familiares que fueron por él después de la sesión gozaron con nosotros el maravilloso final de la experiencia. Después de este tratamiento, disminuyó considerablemente su necesidad por medicamentos para el dolor.
Sharon era un médico que fue diagnosticada con cáncer. La sesión con LSD tomó lugar en un hospital. Pesaba 80 libras cuando fue la sesión, y sufría anemia. Cualquier esfuerzo físico le causaban dificultad respiratoria y ansiedad al sentir que no podía respirar. Durante el inicio de la sesión con LSD la angustia se le presentó de manera alarmante.  Gritó sobre lo angustiada que se encontraba.  Se sentó y después se acostó en la camilla mientras escuchaba la música que le poníamos en sus audífonos.  De repente se arrodilló y dijo “¡la única vez en mi vida!”
Se puso de pie y la ayudamos a que no se cayera de la camilla. El co-terapista y yo, cada uno en un lado de la camilla, tomamos sus manos y así pudo sostenerse. Sharon flexionó sus rodillas y se balanceó como si estuviera sobre una plataforma en movimiento. Su cara ahora era radiante. Dijo: “finalmente, en el centro del anillo” “soy realmente yo, una estrella de verdad” Sostuvo esta tensa postura durante varias horas. Ya no necesitaba nuestra ayuda, no respiraba con dificultad, en cambio se mostraba llena de vigor, disfrutando un viaje balanceado después de mucho esfuerzo. Después de una vida de dominación por parte de su hermana mayor, y de regaños por parte de sus estrictos padres, ahora ella era capaz de rescatar su esencia.
De repente Sharon se vio rodeada de luces, olía a aserrín, y escuchaba a varios admiradores gritando. Ella montaba tres caballos blancos. Sus manos extendidas, sosteniendo las riendas, sus pies posados en los otros dos caballos. Cabalgó en círculos, profundamente satisfecha y conectada con su lado heroico. Esta experiencia fue profundamente sanadora y fortificante.  Disfrutó un resplandor radiante y sanador que le duró por meses después de la sesión. Su condición física mejoró dramáticamente después de la sesión con LSD. Regresó a sus 140 libras. Su oncólogo concluyó que esto fue “una de las más dramáticas remisiones.”
Experiencias como esta no están contenidas en una droga, tampoco están definidas por los efectos específicos de una droga psicodélica en particular. En cambio estas son experiencias en la conciencia que reflejan, mediante amplificación psicodélica, el enriquecimiento emocional y la seguridad que creció por horas de terapia preparatoria. Hay una sintonización especial entre un terapista con nociones de psicodélicos y su paciente. El terapista sabe, por su experiencia personal, las profundidades sanadoras que pueden ser posibles para el paciente. También saben que no hay certeza. Una experiencia trascendente no es algo que debe ser forzado; es un evento espontaneo en la conciencia del apoyado y bien preparado viajero que entra en el hermoso  y salvaje mundo de la mente.
Las medicinas psicodélicas son herramientas poderosas que requieren el propio entrenamiento de terapistas para que se realicen los resultados óptimos. La naturaleza del entrenamiento es multidimensional porque, en mi opinión, debe incluir psicoterapia personal  con una serie de sesiones psicodélicas. La profunda experiencia de los estados psicodélicos, y el efectivo entendimiento de nuestras propias psicodinámicas en una dimensión personal y transpersonal, es esencial para el seguro, responsable y efectivo uso de estas drogas.  Una capacidad de entrega personal a los psicodélicos, incluyendo la muerte del ego, es un prerrequisito para cualquier terapista efectivo.
La guerra contra las drogas ha creado una atmósfera política muy represiva que ha eliminado el entrenamiento  adecuado. Quizás la más grande tragedia de esta represión es la pérdida del linaje: no hay forma legal para terapistas mayores de entrenar a nuevos terapistas en el proceso de la rendición del ego. Una generación de experimentados terapistas está por perderse. El Centro de Investigación Psiquiátrica Maryland fue la última institución que tuvo ayuda financiera y permiso político para entrenar a sus terapistas de esta manera. Desafortunadamente la MPRC (Maryland Psychiatric Research Center) cerró sus puertas a la investigación psicodélica en 1977. Es muy bueno que MAPS esté trabajando por permisos para poder administrar entrenamiento psicodélico a terapistas.  Uno solo puede esperar que se pueda encontrar alguna forma para permitir que los terapistas  con experiencia entrenen a otros como fue dicho antes, y así comenzar el proceso de pasar todo su conocimiento mediante éstas sesiones de entrenamiento.
¿Cómo puede el psicoterapista poder ofrecerle algo al paciente terminal? Solamente el terapista que ha vivido una profunda recapitulación de su vida, de sus primeros años de vida y de una muerte convincente del concepto de sí mismos, es quien puede ofrecer una guía sólida al paciente en una profunda sesión psicodélica. Mediante este tipo de entrenamiento el terapista enfrenta la muerte, con la ayuda de un mentor solidario que ha  experimentado antes las mismas profundidades. Experimentando una convincente experiencia de muerte, el terapista obtiene la experiencia personal necesaria para ofrecer apoyo compasivo,  así el paciente puede enfrentar el último misterio de la vida.


1 comentario:

  1. Hola!

    dado que no es usualencontrar este tipo de formaciones de calidad y tan específicas, aquí les dejo un link sobre dos talleres que se impartirán en Septiembre en Ibiza sobre terapia psicodélica:

    http://www.aya2014.com/talleresaya/#ArthurStein

    que lo disfruten!

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