Segunda parte. Ver primera parte en: http://joechipnotdie.blogspot.mx/2009/03/entrevista-salvador-roquet-primera.html
¿Del universo?
Del mismo hombre, en principio. Después más allá, si se
profundiza con el tiempo. El loco es un niño de un año, de dos años, es un
primitivo. Poca diferencia hay entre un loco, un niño y un primitivo. Obsérvalos
y verás. Tienen mucho en común los tres, y tienen algo indiscutiblemente común,
que es un primitivismo, su impulsividad y sensibilidad. Son pozos de
sensibilidad. ¿Qué es entonces la locura? Es un regreso desesperado del ser
humano que se niega a dejar de sentir, va a la sensibilidad a pesar que
equivocadamente busca el no sentir. Ahí están dos fuerzas antagónicas. En su
afán de no sentir llega a su sensibilidad. Resulta hasta poético. Lo hace de
manera afanosa, no le importa vivir la situación que sea. Así como en la
postura de no sentir le importa poco destruirse. Va entonces a la fuente, al
origen de su sensibilidad que es la locura. El primitivo, el niño, el loco
tienen una sensibilidad extraordinaria. El ser humano que llega a la locura va
a recuperar lo perdido, lo extraviado por haberlo enterrado con la complicidad
de la sociedad, a través de sus planes de educación, valores, ideas. Para llegar
a esto la psicosíntesis no quita validez, a las teorías freudianas, jungianas,
de Adler, Fromm, ni a la reflexiología, conductivismo y la teoría del
aprendizaje. No; les da fuerza, las complementa. Integradas podría lograrse una
concepción exacta. Pero nuestro afán separatista, nuestra ausencia de amor
precisamente, hace que cada teoría quiera vivir por sí sola aparte de las
otras. Están sostenidas por hombres y vienen los fanatismos, los sectarismos y
la pugna de unos con otros, y desaprovechan algo que ellos mismos crean. Si el
f reudiano y el frommiano dejaran de ser vanidosos… Y es intelectual porque es
vanidoso, y es esto por su inseguridad, por su miedo, por su complejo de
inferioridad, porque no se ama. El mismo fragua su trampa. Va viendo la luz y
fragua su prisión, su cárcel.
Fromm ha incursionado
en el budismo zen.
Sí, pero se pierde. Escucha a Ejo Takata y sentirás
otro concepto del budismo, no del libro Zen budismo y psicoanálisis, no ese
concepto distorsionado. No me refiero a Suzuki, sino a la interpretación que da
Fromm. Y la gente no lo capta, no lo hace por su tendencia a idealizar, a
sostenerse en sus limitaciones, en sus dogmatismos y sectarismos, en el grupo
que se cree único por su actitud de autosuficiencia, de non plus ultra, de superhombres… Mira, también en esto cómo han
desprestigiado a Nietzsche. Su concepto de superhombre es tan distinto. Su anticristo
es religioso, es Cristo.
¿Cuáles son los fines
de la psicosíntesis?
Tiene dos fines: el
encuentro de la sensibilidad y reintegrar la personalidad. La primera está
enterrada por todo lo agregado, por las situaciones falsas, las capas de
supuestas que aplastan la originalidad y creatividad del ser humano. Son fardos,
como dice Gorki en su libro sobre la angustia. Este autor habla de la
sensibilidad también, y mira, acabo de leer un libro semejante. Me quedé
espantado sin saber si me había plagiado o yo lo había plagiado. Es Cartas al Greco de Katzan-zakis. No cabe
duda, lo plagié porque la obra ya existía y el autor murió. Volviendo al tema,
a la vez que eliminas ese fardo que aplasta la sensibilidad quitas la
distorsión de la personalidad. No sólo aplasta la sensibilidad sino la
personalidad en sí, lo que implica situaciones artificiales, venidas de cosas
agregadas. Los dos fines que tenemos es quitar la carga, para que emerja la
sensibilidad y entonces se reintegre la personalidad en sus elementos
esenciales. Eso pues logra la psicosíntesis. Las cosas agregadas son las que el
subconsciente ha engullido, las represiones, las frustraciones, los deseos no
satisfechos, las agresiones, la violencia, todo lo primitivo. Ya en esa
reestructuración se analizan situaciones. Puede seguirse entonces a Freud o a
Fromm. A fin de cuentas esas situaciones son pantallas que encubren, son
barreras que deben salvarse para ir a la raíz y liquidar todo residuo.
¿Cómo se llega a la
locura, al inicio de la integración?
En general, toda experiencia con alucinógenos, puede
determinar cuatro etapas previas a la síntesis, la que viene cuando se pasó la
desintegración, la locura. Hay una primera etapa que no tiene aparentemente ni
pena ni gloria. Es una etapa preparativa, que condiciona lo que va a venir. En esta
etapa se tiene una actitud de expectación,
en saber qué va a pasar, es de suspenso. Está matizada por el contenido
del miedo. Puede haber manifestaciones
psicosomáticas, náuseas, mareos. O bien una actitud en apariencia tranquila, de
espera con cierta postura de introversión. Puede irse a otro extremo, el miedo
provoca una alegría, una actitud simulada para ocultarlo, una pseudoeuforia. La
segunda etapa es la alucinante, o alucinógena por excelencia. Es la etapa dionisiaca,
placentera, de la evasión, de la fuga; donde el snob o el jipo fragua su
fantasía. Todos los que llegamos a tener una experiencia muchas veces caímos en
ella. El mismo Aldous Huxley cayó.
¿Las puertas de la
percepción es una fantasía?
Sí, no profundizo más. Esta etapa es algo como lo que
describe Homero del viaje de Odiseo, de su viaje en que hay sirenas, brujas y
gigantes. Hay la circunstancia de que los navegantes se salen de la ruta que
los lleva a su fin. El relato poético lleva un gran contenido existencial, es
realista: el hombre se sale de su fin, de vivir, y se queda en su fantasía, en
un cuento de hadas, ahí se pierde. Así es esto. Es muy platónico, muy
socrático.
¿En esta segunda etapa
del viaje surgen fenómenos parapsicológicos?
No, creo que se alcanza en la tercera etapa. Claro que se
condiciona desde la primera etapa. Su seriedad, su situación honesta y
profundidad se logra en ese borde, en esa frontera que hay entre la tercera y
cuarta etapas. La segunda etapa, para mí, es la más peligrosa. Por desgracia es
la etapa que no le dan importancia. Toda esa propaganda, todo ese manejo
político o demagógico sobre el uso y abuso de drogas no la toma en cuenta, no
la valoriza. Te repito, es la etapa más peligrosa porque es la etapa de la
fantasía. El jipi o el snob, por un sentido especial que detecta el peligro,
rara vez cae en la tercera etapa del viaje, y todavía muy rara vez cae en la
cuarta. Se detiene en la segunda etapa, ya sea por lo que tú quieras, por un
conocimiento intituitivo, por cierta sensibilidad que ya se maneja en esta
segunda etapa, que le hace detectar los peligros de la tercera y la cuarta. Entonces
se queda en esta etapa placentera, de dolce
vita, en la fantasía, en la actitud infantil, en la irrealidad. Imagínate
si en un momento dado la juventud maneja los alucinógenos, tiene experiencias
con ellos, y claro, indiscutiblemente cae y se detiene en esta segunda etapa;
entonces si tiene importancia la reflexología, ahí se condiciona una fantasía,
se alimenta y fragua un aprendizaje en
su mantenimiento, al grado que la persona se sostenga, salve la frontera
de la adolescencia y llega a adulto en una situación permanente de fantasía.
¿Qué será de la humanidad y del mundo? ¿No crees que esto es un peligro
espantoso?
Si, la fantasía lleva
al aislamiento.
Al aislamiento y a la violencia, a todo lo destructivo y
negativo. Este es el peligro que me provoca pánico, y es al que no dan valor. De
por sí el ser humano vive en una fantasía. Con todas esas estupideces de pseudo
valores que ha establecido, tras los cuales nos ponemos a correr. Ya es
fantasía. Y lo que ha prevalecido, su imperio, sus banderas del mercantilismo. Yo
creo que es la fantasía máxima.
¿Más peligrosa que la
jipi?
Ahí se van. Pero no sé, siento que la jipi es más peligrosa
porque es pasiva. En la otra hay movimiento; equivocado, pero lo hay. El jipi
no es dialéctico, niega la vida. Y la vida es movimiento.
¿Tiene la pasividad de
Buda?
No, la de Buda no es pasividad. Es meditación. El jipi
maneja esta terminología, esta juerga, para su autoengaño; maneja el concepto
de Dios, del amor, pero son distorsiones. Maneja el término meditación, pero
son distorsiones. Es lo contrario, el jipi está haciendo una alegoría, una panegiria de los sentidos, y no
propiamente de los sentidos, sino de sus residuos. ¿Qué son las alucinaciones
en sí? Son el producto, los residuos que quedan de lo que se ha registrado a través de los sentidos. Son espejismos;
lo que vivió Ulises. Y ve un dios que no es Dios; que es el demonio, la
fantasía, la negación del amor. No hay ser más o tan dependiente que el jipi.
¿Y qué es el ser dependiente? El que busca la posesión; y el que posee es
poseído. El poseído es el poseso, el que antes llamaban el endemoniado; es el
poseído por el diablo, es el diablo, la negación de Dios y del amor. El que es
dependiente no ama. Ese es el demonio, la negación de Dios, del amor, de la
realidad del hombre, de la energía, de la vida. Tú dale cualquier denominación
a Dios; no tengamos esa actitud tan limitada del creyente. Si quieres no digas Dios; di energía o di
Universo o di amor, es lo mismo. Y mira, lo alucinante, lo dionisiaco es del
diablo, es un placer externo. Tú no estableces alucinaciones de cosas que no
has vivido, siempre las estableces de experiencias vividas. Por eso te digo: es
el residuo que queda, de la experiencia de sentir, con los sentidos. Aquí caemos en lo
socrático. En un diálogo sobre el tema escrito por Platón, Sócrates asegura que
el cuerpo físico es la cárcel del alma, la cual existía antes –por asociación,
hoy por la genética maneja una teoría: que el alma se hereda en los genes- y
aprisionada las únicas ventanillas que tiene son los sentidos. Pero éstos están
desvirtuados porque son cómplices del cuerpo que impide ver su propia alma. Es algo
enajenante. Y fíjate, es el mismo pensamiento socrático en relación con las
alucinaciones, las fantasías, la enajenación por los sentidos. Se mezclan
conceptos científicos, filosóficos, teológicos. Siguiendo adelante, después de
esta etapa sigue la tercera, la analítica. En ella el consciente se abate y el
subconsciente aflora. A diferencia de la hipnosis y del sueño, el consciente no
queda eliminado. No pasa como en éstos, donde es amordazado, es metido en una
mazmorra y el subconsciente se aprovecha. Lo mismo pasa bajo los efectos del
alcohol. No, no, aquí el consciente queda bajo una camisa de fuerza, se le
amarra, y está de observador, presente, consciente, porque tú recuerdas. Es una
cosa extraña, es un fenómeno único, es una experiencia única; hay que vivirla
para entenderla. Cosa curiosa, aquí el subconsciente y el consciente están al
mismo nivel. El consciente es observador de cómo el subconsciente se maneja
libremente. Y no puede intervenir, meter las manos. Tú obedeces órdenes
exclusivas del subconsciente, dices las cosas que no quisieras decir y tienes
actos que no quisieras tener, y estás consciente de todo, te das cuenta de
todo. Emerge el subconsciente y esta etapa no es nada placentera, es de
angustia, de debatimiento, de enfrentamiento contigo mismo. El peligro, claro,
es el impacto que se desencadena, y viene el querer evadirse pero en forma
autodestructiva o de autocastigo. El riesgo es el suicidio. Mira todas estas
cosas. Si los jóvenes las conocieran e hicieran conscientes, si se dieran
cuenta, si lo valorizaran no cometerían la estupidez de las autoexperiencias. No
se expondrían a tentar contra su vida. Lo hacen porque esto aún no les ha
sucedido, porque desconocen datos de gente que ya ha consumado el suicidio por
las mismas causas. En esta etapa ven que el mundo es horrible, tan tremendo que
prefieren no vivir. No, hombre, él es terrible, es su mundo interno. Por último
viene la cuarta etapa del viaje, la locura; que desgraciadamente, digo
desgraciadamente abusan de ella para querer asustar a los jóvenes que tienen
autoexperiencias, y logran el efecto contrario, porque ellos se carcajean y
ríen. Dicen: “que ignorantes son éstos”. Y es lo que con menos frecuencia
sucede, quedarse en el viaje. Se corre el riesgo, sí. Y es otra cosa que debe
enfatizarse al joven. Sí, es lejano ese peligro, pero existe, y tú puedes
quedarte en el viaje, temporal o permanentemente. Y dentro de esa situación de
que te quedes o no en el viaje, te expones a otro peligro: todo psicótico es un
delincuente en potencia. Tú puedes destruir, puedes matar en una situación que
establezcas sin querer. Estás distorsionando la realidad y por lo común caes en
estados paranoicos, siente que te persiguen y en una actitud defensiva agredes
y puedes matar. Ves un grupo de gente, o crees que una persona fragua algo
contra ti. Por tu distorsión y para defenderte matas, cuando en realidad tu
víctima ni siquiera te tomaba en cuenta.
No es sólo el hecho de que te quedes en el viaje; quedándote o no te
expones a este otro peligro. Es más que suficiente para no tener
autoexperiencias. Tú no sabes cuando caerás en estos peligros, y pocos saben la
magnitud que tienen. Yo no he oído en ninguna conferencia, no he oído a ningún
psiquiatra, psicoanalista o psicólogo que señalen estas cosas. Manejan otras
que están tan jaladas de los cabellos, como la genética, la influencia de los alucinógenos
en los cromosomas. Falso, yo he preguntado
a toda la gente que trabaja en esto en Europa y en Estados Unidos y no hay
nada, ni van a encontrar nada. Ya es tiempo de que el hombre lo hubiera
encontrado. Además, tenemos la observación de nuestros indígenas mazatecas,
huicholes y de otros indígenas de Latinoamerica que consumen otros alucinógenos,
de los indios del sur de Estados Unidos que han maneja toda su vida el peyote.
¡Qué tan torpemente está manejada la campaña contra los alucinógenos! La basan
con querer meter miedo con fantasmas. Y a
quién va la propaganda solo se ríen y dicen con razón: “Qué ignorantes y tontos
son éstos”. Y yo, realmente me solidarizo con los jóvenes. Me solidarizo con el
jipi, porque están queriéndolo manejar con fantasías. Consciente o no
consciente, tratan de manejarlo con mentiras.
Y con represión.
Sí, agrégale una situación represiva estúpida y torpemente
manejada. Y es que en el fondo no hay sincerad ni honestidad en esta campaña. Lo
que menos les importa es la campaña ni acabas con las drogas, sino la imbécil demagogia,
demagogia nacional e internacional. Es darle circo al pueblo. Si no, ya
hubieran terminado con la terrible mafia de traficantes de estas drogas
nefastas, las heroicas –morfina, heroína, opio.
Alcohol
A eso suma el alcohol. Bueno, y otros aspectos terribles que
no debían apoyar, como es la prostitución, que en si es destructiva y está
enlazada con el tráfico de drogas, y los actos delictuosos. Falta honestidad. Pero
esto si no lo puedes publicar.
Si usted quiere que se
publique, sí.
Sí, claro.
Hay una cobardía
profesional de psiquiatras, quienes no se han asomado al mundo real de los alucinógenos.
Pero si se espantan de que se quiera trabajar en el terreno
científico con alucinógenos. También consciente o inconscientemente,
intencionado o mal intencionado, propician leyes y medidas absurdas. Ponen fuera
de la ley los hongos y hay una contradicción porque al mismo tiempo la cocaína
la venden en las cárceles y el peyote en los mercados. Mira, es un mundo de
contradicciones tremendas.
Doctor Roquet ¿a quién
hay que apelar a la razón? ¿a los jóvenes o a las adultos?
A los únicos que viven la experiencia. A los jóvenes. Los únicos
que tienen posibilidades. Los otros, en su desconocimiento e ignorancia bajan
una cortina y no quieren escuchar, se encierran en sus ideas. Hay mejor
respuesta en los jóvenes. Yo tengo esa experiencia personal. La prueba es que
tantos jipis que se nos han acercado, con gran experiencia en el manejo de alucinógenos,
aceptan, cambian y nos hacen caso. Yo procuro ser lo menos insincero. No se les
está mintiendo. Sí, los alucinógenos son estupendos, indiscutiblemente. Pero el
problema es cómo se están manejando. Todas las cosas en la vida tienen sus
aspectos positivos y útiles, y los negativos. Todo es un cuchillo con dos
filos. Lo mismo puede ser para elevarte que para darte en la torre. Todo puede
servir de instrumento de destrucción, de efecto negativo. Al amor miso se le
distorsiona, y es un arma nefasta, el trabajo también. Dios mismo. En nombre de
Dios se establecieron las cruzadas, en su nombre se creó esa institución tan
tremenda y terrible como fue la Santa Inquisición. Y se han hecho persecuciones
religiosas y luchas o guerras religiosas, en que mahometanos han matado
cristianos, y éstos, judíos., ¿ves? Pero eso no quiere decir que Dios sea
nefasto y no exista; que el amor no exista, que sea negativo. O que el trabajo
sea negativo. Es el mal uso que se le da. Lo que también sucede con la energía atómica;
es el último ejemplo. Tan extraordinaria que es en el avance y la felicidad del
hombre, y sin embargo, cómo se desvirtuó y distorsionó su uso llevándola a ser
mensajera de la muerte. Claro, con los alucinógenos se espantan por fantasmas. Por
principio, ni siquiera tienen idea de lo que constituye el verdadero peligro. A
lo que menos valor le dan es a la fantasía.
Manejan mucho el
término “escape de la realidad”
No tienen idea. No lo entienden. Es un maneja equivocado. Es
la realidad en función con el sistema de vida que se está llevando. Esa es su
realidad. Ahora, en el caso del uso de alucinógenos entre jóvenes, la
interrogante importante no está en su consumo, sino en porque los buscan o
usan. Una campaña, un programa debe ir a la causa, a la raíz. No como estos
señores, que andan por las ramas y no se van a la raíz. Y ésta radica en una búsqueda
de evasión. Los jóvenes buscan huir, evadirse de sí mismos. No enfrentan sus
problematicas. Huyen de sí mismos, de su problemática existencial, del
enfrentamiento a todas las situaciones de la vida. Se evaden, no se enfrentan
al conflicto que ha determina su situación. Es una evasión de sí mismo, evasión
que funciona por su falta de seguridad y confianza en sí mismo. Su falta de
integración. Todo obedece a problemas de su personalidad, lo cual deriva de
incapacidad de amar, de su inmadurez. Todo esto viene de la integración, de los
simientes de su personalidad, de sus primeros años de vida, de sus primeras
experiencias de interrelación con sus padres, los elementos que integran su
familia, su hogar. Esto quiere decir que la familia anda mal. Si claro, la
familia anda mal, no garantizan ninguna cosa favorable para la integración de
la personalidad del niño. Al contrario, resulta defectuosa, muy disolvente. La familia
no reúne las condiciones para iniciar su capacidad de amar. Por otro lado, la
educación que trasciende de la familia, que corresponde a la escuela, tampoco
se realiza. No toman en cuenta la capacidad de amar, sólo el desarrollo del intelecto.
Se desconoce, no se toma en cuenta, se margina el amor. Crean piezas para una
gran maquinaria que es la sociedad, la misma que da origen y forma la
personalidad. Porque si el individuo no vive
en sociedad, no integraría su personalidad. Por los intereses en que
funciona la sociedad, crea personalidades defectuosas, enfermas. Bueno, para un
programa contra drogas, tendría que irse a estas cosas. El programa debe tener
dos posturas: una preventiva y otra curativa para aquellos que viven el problema. ¿Cómo? A través de una
orientación correcta, de divulgación de verdaderos conocimientos de estas
cosas. Y buscar los medios para corregir o reorientar las personalidades defectuosas,
a través de distintas terapias hasta desarrollar su capacidad de amor que está
anquilosada. En la etapa preventiva hay que ir a los niños, con nuevos programas de educación, hacer un
intento en la reestructuración de la personalidad de los adultos, sobre todo de
los padres. Precisando más, se requieren escuelas de padres, y en los niños
escuelas realmente, pero realmente activos, de tipo integral, variando los
conceptos que existen, considerando que el ser humano ni es sólo cuerpo ni sólo
mente. Es una conjunción de los dos y hay que atenderlos de manera integral. Variar
también el concepto que se tiene sobre instinto, que es tan equivocado, que lo
asocian y lo relacionan con la moral. ¿Pero qué tiene que ver instinto con moral?
Nada. Ves, eso sería ideal. En pocas palabras, considero que el joven de esta
época es valiente, a diferencias de nuestras generaciones. Nosotros fuimos unos
cobardes. En primer lugar, porque muchos hicimos consciente la situación que vivíamos,
pero callamos, no protestamos. En cambio el joven actual sí ha protestado, mas
esto lo ha manejado en actitudes equivocadas de rebeldía y con esto no se
resuelve nada, al contrario fomenta el problema que vive y que en él es más
intenso. El observa esto, la inmadurez de la sociedad, su enfermedad, su reino
e imperio de violencia, de ausencia de respeto y de valores verdaderos,
universales. Pero no va más allá. Por consiguiente hay una ausencia absoluta de
la libertad, porque el occidental debe empezar por establecerse internamente. Si
no hay esa libertad interna en el individuo no se puede lograr la otra
libertad.
Extracto Entrevista a Salvador Roquet por Alfonso Perabeles
Revista Piedra Rodante, México, Noviembre 15, 1971