"Barbara y yo fuimos a un restaurante francés donde cenamos un delicioso platillo junto a una botella de Maison Pierre Grolau. Después, Barbara -que tiene como propósito en la vida llegar a lo más alto posible- me miró con esa chispa en sus ojos que dice let's do it baby. ¿Qué podría haber hecho? Las mejores cosas en mi vida han sucedido después de aceptar las invitaciones de Barbara. Cada uno tomamos una píldora e hice señas al mesero, pidiendo la cuenta. La píldora me hizo efecto antes de que regresara el mesero. ZAP! Barbara me miró y río. "Eres tan afortunado", suspiró. "Siempre te hace efecto primero."
Estaba ahí sentado sintiéndome mejor que nunca (y sí que he tenido buenos momentos). "Mira," le dije, "vas a tener que pagar la cuenta y subirme a un taxi." Barbara me lanzó una mirada de envidia. Nos miramos a los ojos y sonreímos. Y esto fue todo, los dos lo entendíamos completamente. Todas las defensas, protecciones y hábitos emocionales estaban eliminados. Nos dimos cuenta de lo perfectamente diseñados que estábamos el uno para el otro.
La experiencia siguió y siguió. Empezaron a disminuir los efectos después de tres horas y tomé otra píldora. Muchísimas cosas graciosas pasaron en todo ese tiempo. Platicamos como si fuéramos Buddhas recién nacidos, recién caídos del Cielo. Al día siguiente volamos de regreso a Hollywood. Tres días después nos habíamos casado." De Ecstasy: The MDMA Story.
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