jueves, 10 de julio de 2014

"Se me antoja que quien, aun habiendo elegido ocasión, compañía y lugar adecuados, padece un mal viaje no es porque sea más vil que el ebrio beato. Puede que, acosado por jaurías de voces inquisitoriales, se sienta el peor tipo del mundo durante una maligna eternidad. Pero, ¿qué le diferencia realmente de los más afortunados? Quizás tan sólo posea menos fuerza para ocultar sus autoengaños, sus hipocresías o sus bajezas que quienes disfrutan de su buena conciencia psiquedélica sin asomo de sospecha. No es extraño que se haya interpretado la prodigiosa dicha deparada por un buen viaje como gracia gratuita. La balanza de la justicia psiquedélica parece inconmensurable con nuestros juicios morales: el asesino puede tener sueños de ángel y el probo ser condenado al infierno." Enrique Ocaña, Topografía del mal viaje: Prolegómenos a una "Crítica de la conciencia psiquedélica".

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