Comparto con varios colegas castellano-hablantes (los que hablamos «español») un aprecio y una admiración profunda por el trabajo químico y psiconáutico del recién difunto químico usano, Alexander T. “Sasha” Shulgin; especialmente por su divulgación a los no especialistas gracias a dos libros pioneros, PIHKAL y TIHKAL (de los que es coautor Ann Shulgin, su viuda). Más que con cualquier otro colega mío, compartí la orientación política marcadamente libertaria de Sasha (ambos considerábamos que nuestro trabajo científico era una especie de acción política) y el deseo de poner definitivamente los avances en química y chamanismo en las manos de cualquiera que los honrase y valorase; que deseara explorar sus múltiples potenciales. Como colegas en el negocio de la autoedición, Sasha y yo sostuvimos varias discusiones de carácter estratégico relacionadas con el negocio editorial. Me decía que su principal idea consistía en publicar sus libros de la manera más económica posible (para eliminar a los intermediarios, además de utilizar los materiales y las encuadernaciones más baratas y cosas por el estilo), para así ponerlos al alcance del mayor número posible de psiconautas, especialmente en los Estados Unidos. Sí, los Estados Unidos de América (o «USA»), no simplemente por ser nuestra patria (y en consecuencia el legítimo objetivo de nuestras responsabilidades políticas), sino por ser el país con mayor grado de responsabilidad en el contagio de “la enfermedad americana” de la prohibición de las drogas, a la vez que la nación que más ha sufrido sus consecuencias: una mayor decadencia y degeneración de su sistema judicial, causante de la enorme cantidad de prisioneros fármaco-políticos, etc. Compartimos la convicción –Sasha y yo– de que nuestra mejor oportunidad para combatir personalmente aquella fuerza de control y coacción pseudocientífica y médico-dogmática, esencialmente anti-democrática, sería difundir lo más ampliamente posible, la que él tal vez habría llamado “la ciencia psicodélica”, y que yo más bien denominaría la enteobotánica o la enteognosia.
Con la publicación de PIHKAL y TIHKAL, hace unos 20 años, Sasha y Ann propinaron unos golpes mortales contra aquel malvado imperio de la prohibición. Sin embargo, su publicación exclusivamente en inglés, por fuerza excluyó un 10% de la población “usana” (es decir, de «USA»), latina y no anglo; es decir, castellano-hablante. Solemos olvidar que los EE UU han sido, y siguen siendo, parte de Latinoamérica, tanto en sentido geográfico como demográfico. A fin de cuentas, estamos hablando de aproximadamente una tercera parte de la superficie de los 48 estados continentales, pero California se encuentra en un mundo muy diferente a Nueva Inglaterra, tanto cultural como geográficamente: Los Ángeles y San Francisco están muy apartados de New York, New Jersey y New Hampshire. Actualmente, México es el país del mundo con mayor población castellano-hablante (incluyendo una gran cantidad de inmigrantes no documentados: hasta 300.000 mexicanos cruzan cada año la frontera que separa nominalmente nuestras dos naciones). Esta faceta latinoamericana de USA se refleja en el hecho de que su tasa de crecimiento demográfico sea la propia de países tercermundistas, no de Europa o Japón. Aunque nos parecemos económicamente a lo que podríamos llamar “Nueva Inglaterra”, demográficamente nos parecemos más a “Nueva España”. Sí, los EE UU pertenecen, sin duda, a Latinoamérica; tanto es así que a mediados de este siglo (dentro de 35 años) se prevé que los EE UU se conviertan en ¡el país con más castellano-hablantes del mundo!
Es nuestro deseo ayudar a que el legado de Ann y Sasha llegue a estos “americanos olvidados”, de los los 450 millones de castellano-hablantes que actualmente habitan el planeta (1 de cada 16 almas vivientes). Por ello, deseamos traducir PIHKAL y TIHKAL al castellano, para que se publique en España, gracias a la labor de varios traductores, que son, a su vez, especialistas en determinadas disciplinas importantes para captar todos los matices expresados por los autores. Este grupo de traductores van publicando algunos capítulos de los libros en
http://www.shulgin.es, y entablan contacto con sus seguidores y demás interesados por los psiquedélicos en
http://www.facebook.com/librosdeshulgin. El director es J. C. Ruiz Franco (filósofo, nutricionista, traductor y escritor), co-fundador del proyecto junto a Alfonso Barba (bioquímico, traductor y emprendedor), quien es también el principal traductor de la parte química; contamos asimismo con Acracio Rodríguez (ingeniero químico y traductor, además de creador de la página web del proyecto) Igor Domingo (periodista, quien además de traductor, es el principal corrector), Ricky Lacomero (bioquímico y traductor) y John McClan (empresario y traductor).
Incluso Guillermo Herranz, editor personal de Antonio Escohotado, y su esposa Cris, van a colaborar en el proyecto. Por último, no podemos olvidar mencionar que se une al grupo el ilustrado mexicano Mario Manjarrez, quien ya tiene experiencia en traducir a Shulgin a través de su página web, y que va a ser el representante del proyecto en Norteamérica y Centroamérica, por lo que es la persona con quien deben ponerse en contacto los ciudadanos de aquellas tierras si están interesados en los libros de Shulgin; antes de su publicación para obtener información, y una vez estén publicados, para saber cómo adquirirlos.
Solicitamos vuestra ayuda para poner el trabajo de los Shulgin al alcance de todos los americanos—latinos y anglos-, además de a una buena parte de los más de siete mil millones de personas que pueblan nuestro planeta.
Personalmente, me he comprometido a revisar la traducción de los dos libros y a redactar prólogos o
introducciones para cada uno de ellos. Mi amiga, la artista enteobotánica Donna Torres, se ha o amablemente para ilustrar las ediciones en castellano (tanto las portadas como la primera página). Por ser medio colombiana y medio canadiense, y por residir en Miami junto con su marido cubano-americano, C. Manuel Torres, Donna ejemplifica la naturaleza dual de los EE UU en el siglo XXI: al estilo del dios Jano, es a la vez latino y anglo, siendo de facto, si bien no de jure, un país bilingüe, sin olvidar que es parte clave de Latinoamérica.
Os pido, a todos los que leáis estas líneas que escribo, que tengáis a bien colaborar para ayudarnos a poner el trabajo de Sasha y Ann al alcance de todos y cada uno de los americanos, sin importar que habiten en los helados territorios boreales de Yukon o en la igualmente gélida Tierra de Fuego; o cualquier punto intermedio de esta vasta región, que literalmente abarca el globo entero (recordando que como americanos, tenemos todos mucho en común), y sin olvidar a nuestros amigos ibéricos de España, con sus antiguas relaciones coloniales por todo el mundo, lo cual hace posible que el castellano sea un idioma tan internacional como el inglés.
Yo sé, con total seguridad, que Sasha habría apoyado este proyecto con entusiasmo y todo su corazón. Y probablemente habría añadido que es: “¡FAAAAAAN—TAAAAAAS—TIC!”.
Jonathan Ott
San Andrés Tlalnelhuayocan
Veracruz, México
25 de noviembre de 2014