¿Qué técnicas sigue la psicosíntesis?
De la técnica analítica, la clásica, la ortodoxa, la de Freud, seguimos la transferencia, las asociaciones libres y la interpretación de los sueños. Reconocemos la presencia de mecanismos de defensa de que echa mano el subconsciente. Se busca el concurso de estímulos directos e indirectos, los primeros en relación con el terapeuta, mediante el diálogo. Los estímulos indirectos a través de factores y elementos físicos como estímulos visuales, con proyecciones de transparencias y películas. Auditivos a través de todo tipo de música. En esta hay dos géneros, una universal que estimula a todos y otra particular, de acuerdo con la experiencia, emotividad y vivencias del paciente. La música que da una sensación de aprisionamiento y que determina una prolongación del efecto del alucinógeno es la oriental, y en particular la zen budista. Hay otros estímulos como la poesía, la prosa de temas filosóficos y de orden místico, teológico. Se usan grabaciones de sesiones anteriores o de cosas vividas por el paciente. Se leen fragmentos de libros. En el inicio de las sesiones se realizan proyecciones de diapositivas para dar un paso rápido por la segunda etapa, de las alucinaciones de tipo placentero que condiciona las evasiones a través de las fantasías. También genera una serie de vivencias y asociaciones para prolongar la tercera etapa y hacerla rica en contenido analítico. Por último, también se condiciona la cuarta etapa, la psicótica; mediante la proyección de transparencias impactantes por su intensidad o tema. Las transparencias dan una semblanza de todo lo que es la vida en sí. Hay imágenes sexuales, místicas, de la vida cotidiana, arte, hay de todo, como en la vida. Y hay un afloramiento del subconsciente motivado por la superposición de imágenes, se logra algo semejante a lo que pasa en el subconsciente.
¿Porqué usa películas?
Desencadenan también vivencias y asociaciones emotivas. El paciente se proyecta; éste es el éxito principal del cine. La gente va al cine más que en busca de diversión, va al cine en busca de proyectarse. Por eso la película que más llega al pueblo es la mexicana. A través de ella se realiza, logra lo que no puede en la realidad. Sus aspiraciones quedan superadas. Él es el héroe de la película y alcanza lo que no puede obtener en la vida a través de los actores. De ahí la popularidad de los artistas. En las historias cinematográficas después de vicisitudes y problemas se sale con éxito.
¿Usted usa luces intermitentes, de colores?
También; es para llevar al paciente a una enajenación, para psicotizarlo. Para lo mismo, a veces pongo tres tocadiscos junto a la frecuencia modulada o grabadoras, para provocar una confusión. Hace poco puse dos discursos, del presidente y de un ex presidente, un informe de gobierno junto a otro de Cárdenas sobre la expropiación del petróleo. Pongo un discurso para motivar o estimular. Puede salir en el paciente un problema con la autoridad. Empieza contra el presidente y acaba con los papás, de donde parte el problema. En los estímulos visuales exhibo fotos de los familiares del paciente; se alimenta la actitud delirante para favorecer la disgregación de la personalidad. Todo va condicionado a la tercera y cuarta etapas. Y a una quinta que puede determinarse como la sensible que queda después del estado psicótico. Es el momento de la reintegración, la reestructuración de la personalidad y el sostenimiento y reforzamiento de la sensibilidad lograda. Aquí los estímulos son cosas de los pacientes o de libros, textos que cambio en el curso de la lectura. Hay también el estímulo del terapeuta. Su actuación lo convierte en un verdadero actor. La sesión puede dividirse en dos grandes partes: la primera formada con sus cuatro etapas, y la segunda parte, con su etapa de sensibilización. En la primera parte hay el efecto directo del alucinógeno, los estímulos físicos son primordiales, y es poca la intervención del terapeuta. Este permanece al margen, no responde al paciente para alimentar, provoca la angustia, para que el paciente reaccione, busque su causa en relación con su conflictiva y emerja todo ese material. Se le angustia hasta psicotizarlo.
¿Hay agresión?
Depende de la etapa del tratamiento, del paciente y del caso. Se canalizan situaciones reprimidas, lo cual no es violencia en sí. El paciente saca lo que lleva adentro. Canaliza lo que hay dentro de su subconsciente, que puede ser violencia o no. El terapeuta busca que el paciente eche fuera su agresión, pero si es posible que la vaya manejando para que no sea destructiva. Procura que así sea para no poner en peligro la vida de nadie. Y así que salga el odio, depresión, inferioridad, frustraciones, actitudes infantiles reprimidas, lo que de niños no hubo oportunidad de hacer. Una de las cosas que pienso hacer es preparar maniquíes y dar puñales de tramoya a los pacientes para que descarguen su agresión. Todos los trucos del cine pueden realizarse. Usar puñales que al oprimir brote sangre. Es un psicodrama donde el terapeuta aparenta enojo, depresión, miedo. Tiene que actuar, tiene que ser un actor para alimentar situaciones. Claro que él no escapa a lo que se está viviendo. Se sensibiliza tanto como los pacientes.
¿Hay un manejo telepático?
Han sucedido cosas curiosas que no he estudiado y que valdría revisar en un plan parapsicológico. Un paciente dijo en una ocasión: "¿Y ahora qué, usted va a poner un disco de coros nazis?". Lo dijo en el momento en que entraba la aguja en ese disco. Pudo haber sido telepatía, transmisión de pensamiento. En otra ocasión un paciente hablaba de un pasaje bíblico. Yo abrí la biblia exactamente en ese episodio. Hay muchos casos similares. Otro paciente tuvo un vómito y pidió hablar por teléfono con su esposa. Ella le dijo que su hija acaba de tener vómito. Muchas de esas cosas escapan porque concentro mi atención en el aspecto terapéutico. Si no existe un manejo telepático, sí hay un control. Se estimula, se empuja y hunde en la locura, pero no se le deja ahí. Es como fijar con hilos, se empuja y rescata. La conexión es muy objetiva. Ningún paciente se ha quedado en la locura. Y pueden remontarse a vivir etapas intrauterinas muy exactas y precisas, a revivir las sensaciones del nacimiento. Pueden retroceder a etapas ontogénicas, a sentirse orangután. Darwin se pondría feliz; sería una comprobación. Claro que esto debe tomarse con discreción. Quizás se deba a una situación de delirio. Te digo, falta hacer un estudio, un análisis del material que tenemos. Como la parapsicología no es el fin primordial de nuestra investigación, lo hemos dejado al margen. Volviendo a los estímulos, hemos utilizado músicos, con sus instrumentos. Ha participado el monje budista Ejo Takata con sus cánticos. Y también la presencia de familiares para confrontaciones, careos, estímulos, motivaciones; por si el paciente tiene un problema reprimido lo externe, manejado, y se logre la comunicación, la armonía y el amor. Estos estímulos los hemos ido improvisando, valorando.
¿Qué sucede en la quinta etapa?
Se integra al paciente con sus elementos esenciales, se reintegra, se reestructura. Se procura que lo emergido, su sensibilidad, se conserve y alimente. Vienen otros estímulos para mantenerla. Aquí hay algo de la teoría del aprendizaje. Se repiten las sesiones, pues el paciente logra sacar su sensibilidad, vivir el amor, pero no basta. Requiere varias experiencias para reforzarlo. Después se da por terminado el tratamiento. Viene un sostenimiento, un control. Las sesiones se han espaciado hasta lograr lo permanente.
¿Qué valores fija usted?
Son valores que los seres traen, son valores universales. El paciente los siente, y a través de lecturas los hago presentes para que se reafirmen. Los textos son filosóficos, religiosos, acerca de los padres. ¿Por qué hacia los padres? Porque de ellos emanan los problemas. Son las primeras experiencias que tienen los seres humanos en sus interrelaciones personales, en sus primeros ensayos de comunicación de amor. Es todo un comenzar. Por eso va el paciente a la locura, para empezar y de ahí partir. La locura tiene una gran semejanza con la niñez. Así, en la quinta etapa se tiene que manejar a los papás y la relación con ellos. Esto es en la reintegración con los elementos esenciales. En esta quinta etapa se maneja la razón y la sensibilidad. Se hace razonar y se hace sentir, porque lo ideal es manejar ambos terrenos. Porque la vida lo es todo.
Y para esto el paciente no requiere de una preparación mínima, como sucede en el psicoanálisis, donde se exige un conocimiento mínimo de secundaria. Aquí solo se necesita saber leer y escribir, cosa que tampoco es indispensable a pesar de que tiene limitaciones. El psicodrama puede funcionar para personar analfabetas. Tampoco debe tener una idea, conciencia de su situación, como se exige para ser psicoanalizado.
¿Cómo es el paciente que termina el tratamiento, cuál es su retrato?
Un paciente, Israel, decía que esperaba una sesión que al terminar lo convirtiera en un ser perfecto. Le dije que no esperara nunca esa sesión; que nunca llegaría. "¿Vienes tú a que te allanen el terreno, Israel, a que no tengas problemas?" Si la vida es problema. Aquí no vienes a que te emparejen el terreno, se viene a que a pesar del terreno disparejo, tú puedas seguir a lo largo del camino. Si logras esto, el tratamiento tuvo éxito.
¿Qué cambios hay en la persona?
Que llegue a ser una figura plástica, elástica, en movimiento. Que mantenga el equilibrio en movimiento, que no sea rígida. Será una persona que caerá pero que podrá levantarse y seguir adelante. Que seguirá odiando, cometiendo errores, viviendo momentos de egoísmo, en ocasiones tendrá impulsos, pero emergerá rápidamente. Tendrá celos, tendrá miedo, furia. Será pues, un ser humano. Pero no llevará a extremos sus debilidades ni las mantendrá, y siempre irá superándose, camino a su autorrealización. Y siempre estará realizando el amor y luchando por él. Será un luchador, un verdadero luchador que mantiene los principios de respeto, de la responsabilidad, del conocimiento; condiciones de la razón para el amor, y que alimentan su sensibilidad. Porque razón y sensibilidad integran el amor. Así mantiene éste, lo lleva como en una charola en lo alto todo el tiempo a pesar de que tropiece y aun caiga.
¿Es el hombre libre?
Sí, será hombre libre, será hombre espontáneo, sin enajenaciones, que llorará, sentirá y sufrirá, que tendrá momentos de tristeza.
No será un santo.
No, desde el momento en que hay egoísmo, hay odio en un momento dado, deseos de agredir. Pero él manejará todo, no como santo sino como ser humano. Y seguirá luchando contra sus imperfecciones, no estará conforme con ellas. Ni estará agobiado por la culpa ni se dejará aplastar por ella. Le servirá como un estímulo para reaccionar, pero no se atormentará con ella.
Esto es distinto al ideal jipi de buscar al ser parapsicológico, al Buda, al iluminado.
Esto es una situación de realidad. El hombre que buscan los jipis es fantasía, no existe. El nuestro, desde luego, sentirá a Dios, se sentirá parte de un universo, se sabrá inmortal y la muerte le llegará, le pondrá triste, pero no lo angustiará. Él sabrá cuál es sino. Y al mismo tiempo sentirá la alegría de estar vivo.
Fotografía de Salvador Roquet con uno de sus hijos, con María Sabina y con uno de sus pacientes, Alejandro Moctezuma, quién nos proporcionó esta fotografía tomada aproximadamente en 1972.
Ver primera parte de la entrevista en:
http://joechipnotdie.blogspot.mx/2009/03/entrevista-salvador-roquet-primera.html