domingo, 29 de marzo de 2009

Ensayo sobre La Antropología del Ego. Por Gottfried Benn.

I
Algunos años atrás fue exhibida en Berlín una película sobre los negros llamada "Hosiannah" en la cual se veía gente negra embriagándose mientras cantaban comunalmente. La disposición que tenían para hacer esto dentro de su naturaleza, el proceso en sí era consciente y sensual. Un fenómeno similar se ha reportado entre los Indios Americanos del Norte: "El gran canto de la noche" es una de sus principales ceremonias, donde un hombre sujeta a otro, se mueven rítmicamente y caen en trance. La intoxicación parece ser evidentemente una cualidad primitiva como lo es la transición a un sentido del ser colectivo. La ceremonia provoca esta transición a través de los ritos, movimientos y cantos antiguos. Es el llamado de la raza. Esta naturaleza es religiosa y mítica, una excitante comunión con la totalidad que expande la existencia individual. Por otro lado, además de los trances inducidos por el ritmo y movimientos de un ritual, están los que son inducidos por extractos de plantas, cuya distribución es mucho más universal. Millones de habitantes de la tierra fuman o toman el cáñamo Indio, como lo han hecho incontable número de generaciones desde hace más de dos mil años. Trescientos millones de personas mastican betel. Los tres largos continentes se estimulan ellos mismos con cafeína; en el Tibet, el tiempo es medido usando una copa de té y sus efectos; el té se ha encontrado entre los restos de gente prehistórica. Las sustancias químicas que afectan el cerebro lo hacen alterando la consciencia -éstas fueron las primeras aproximaciones del hombre con su sistema nervioso. Cómo se descubrieron sus efectos es un misterio. Un impulso primitivo y secreto. Entre miles de raíces, árboles, hongos, flores -¡escoger uno! Es incontable el número de personas que seguramente murieron por envenenamiento antes de que toda la raza alcanzara su objetivo: crecimiento, expansión -engendrar vida. Caravanas con opio viajaban por todo el desierto. Sykone ha sido renombrado como Mekone, ejemplo: La Villa del Opio. Sobre la tumba de Ariadne, un dios barbudo se inclina en forma de dormir, el dios del sueño, llevando cabezas de opio en su cuerno de opio. La reina de los Incas fue nombrada Mamá Coca después de ver los milagros de la planta Erythroxolon Coca; los ídolos de piedra tenían las mejillas llenas con hojas de coca como una señal de divinidad; en todos lados hay calabazas en forma de botella, en las cuales las hojas son guardadas, mezcladas con cal y cenizas de planta, listas para ser tomadas; se introduce lo más que se puede para humedecerlo con la boca. Los efectos de una boca llena de coca duran por lo menos cuarenta minutos que equivalen a tres kilómetros sobre terreno plano, dos kilómetros sobre las colinas -así es como se mide la dosis.

La ingestión toma lugar en el "rancho de los soñadores" en Ecuador, sobre tiendas de campañas, cuando el chamán (N.T.: Medicine Man en el original) toca su tambor, o en pequeños cuartos vacíos con piedras usadas como asientos por los invitados, a veces el chamán con una acompañante, o sin ella: la "bebida negra", el "agua blanca", la "píldoras de la felicidad" o la "hierba de las tumbas", que brindan unidad con los espíritus. Estados de excitación, estados de sueño -tú estás junto a ti, pero sientes, aprendes de los circuitos nerviosos y tu respiración se perturba, te pones apático o con mucha movilidad. Desde algún centro oculto, desde las profundidades, emerge: para descansar, para no moverse más. Las horas se llenan con la satisfacción del deseo de ir sin rumbo fijo como una vida sin forma alguna. Llamar a esto animalístico es un error: este proceso está por lejos por debajo de los animales, por debajo de los reflejos, está cerca mejor dicho de las raíces, de la cal y la piedra. Esto no es la apatía o una carrera mortal, no hay degeneración, ésta es gente joven; es algo más primario: la defensa contra los inicios de la conciencia -en consecuencia, un cambio de espacio, eliminación de tiempo, dejar a un lado el paso de las horas. Todos los rastros de memoria y de civilizaciones que han existido en el cerebro, ese sistema de clasificación: ¡olvídalos! Enfrente de las pinturas de Bristo, el dueño de una casa idealista, basura normalizada - ah - garson - otro pulque de cocaína, o en el cuarto de descanso una pizca de polvo aplicada a las mucosas del ano; o poner un empaste en un diente careado - ah - las perspectivas están empezando. Helena les daba Nephente a sus héroes en su comida, seguramente un preparado de opio, cuando había  estado de ánimo bajo o simplemente después de una pelea, - ah, mi pelea también empieza - campos, coloreados como joyas, después pájaros rojos, - puramente una realidad cortical - los patrones enrejados son particularmente frecuentes - "los artistas deberían de ver esto, podrían tomar patrones de esto", los colores son más finos, cadenas cuelgan de su superficie, lo maravilloso de todas las cosas.

El ego se desintegra. Hay algún tipo de frío cósmico, sublime y hieloso en la estructura, pero hay fuego en el eje central; hay sensaciones en las extremidades alargándose y acortándose, sensaciones de agrandamiento y de uniones, simultáneamente umbrales más sensitivos: una tormenta de impresiones, dirigidas hacia algo universal, un sentimiento de totalidad: "el no sentir". Los sentimientos intercambian funciones: "al golpe del reloj un color púrpura emerge"; alternando experiencias de fusión y distanciamiento; cortando toda sensación de ego, sonriendo sin afecto, llorando sin ninguna causa. Sentimientos de capacidad: "la sensación de solución a problemas parece inminente" - "en todos lados la alegría, el disfrute de la poderosa armonía" - "Lord, let me bloom". - (La conciencia cósmica, de Bucke).

Otra cosa: "Una gran tensión cae sobre mí, grandes cosas me han sido reveladas. Podría ver la naturaleza de todas las cosas, todos los problemas del mundo podrían resolverse. Estoy fuera de mis sentidos." La luz dorada de una tarde. Entonces. "Solo hay belleza en la eterna transformación de las formas y colores. Un sentimiento que va aumentando cae sobre mí. Aquí todo podría resolverse, al final todo era ritmo." (Klages llegó a la misma conclusión, no repentinamente, sino al final de su larga vida, con la ayuda de muchos libros. La teoría cuántica dice lo mismo.)

Una extraña penetración a lo profundo, osmosis cósmica (Magnaosmose): "Necesito tiempo para finalizar mi visión del mundo, la cual ya en forma principal se basa en una sola sentencia: Dios es una sustancia." Dios es una sustancia, ¡una droga! Una sustancia embriagante que tiene afinidad por el cerebro humano. Ciertamente posible, comparado con una máquina de electrochoques o un Spemann Tritonlarva formado por un renacuajo en las comisuras de la boca...

Estructuras complejas se hacen más sencillas, uno puede ver a través de las separaciones: "Tenía una sensación peculiar en el músculo. Podía mover cada músculo de mi cuerpo por separado." (¡Hace tanto tiempo! El "alma del músculo" surge, su aportación al desarrollo de la conciencia.) El córtex pierde su recientemente adquirida cualidad sensorial (ver, mirar, probar, oler) y ahora responde en forma de estado normal. Lo "externo" ya no está ahí, los terrenos sí, pero solo los de la pesca y los de la caza: - la prehistoria de la "realidad".



Extracto,
Traducción al castellano de la primera versión en inglés aparecida en Psychedelic Review, Vol.I. No.1 Junio de 1963

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